Conspiracy of Cats

Doom comes on little cat feet.

Saturday, May 20, 2006


Ysbrand al volante, peligro constante

El principio de todo está en mis nuevas zapatillas Munich de oro puro. Supongo que hay personas que, simplemente, no lo podemos evitar: hemos llegado a la conclusión de que “el dorado pega con todo” . Escaneamos los expositores de zapatillas con los párpados entrecerrados, para solo reaccionar ante las siluetas luminosas de aquellos calzados en los que a la diseñadora de turno (Marayah Cari?) se le ha ido la mano con la pintura metalizada. Si os quedáis más tranquilos YA reconozco que se trata de una desviación. Cuando veo un objeto metalizado y/o iridiscente y/o nacarado me quedo fascinado como los típicos indígenas que rodean a los típicos exploradores y les tocan todo : fascinados. Ese tipo de cosas.
El caso es que cierto día hace semanas, la Dueña de la tienda de zapatillas se resbaló en la ducha y se dio un contundente golpe seco en la nuca contra el grifo. No se mató, pero estuvo como rara todo el día, el día en el que fue el representante de Munich a enseñarle el muestrario. A la Mujer se le olvidó que en Zaragoza es muy difícil vender un objeto que no sea azul oscuro , negro o de cualquier color que no lo mimetice inmediatamente con un montón de objetos deprimentes y anodinos arrojados en un rincón, entre las ratas. Y se puso a encargar zapatillas realmente chulas. Entre ellas, las mias (y las de los que calcen números mayores o menores que el mio, en esta ciudad por lo menos).
Y de ahí saltamos en el tiempo al momento en el que Ysbrand miraba con los párpados entrecerrados el escaparate de la tienda, con pocas esperanzas, hasta que de repente es cegado por un resplandor dorado, porque, desde su pequeño soporte, unas zapatillas Munich iguales que pequeños y perfectos tesoros del 40/41,emitían efectos sonoros de “estrellitas” y tintineos para llamar su atención. “Cómpranos…con nosotras podrás volar, viajar al futuro, te diremos que tiempo va a hacer mañana y siempre serás felíz….jajaja…obedécenos…jajaja…somos risueñas….”.

Se contrajeron mis pupilas verticales (por la abundante luz amarilla que reflejaban las Munich) y luego se expandieron de puro placer, y lo siguiente que recuerdo es que iba por la calle con mi bolsa de Trendy-Shoes-Victim caminando con la misma serenidad espiritual que un novicio de Al Qaeda.

Desde entonces me precipité en una espiral sin fin de gastos aparentemente superfluos. Y me he hecho un corte de pelo super moderno (cansado de parecer Johnny Bravo, para parecer una curiosa mezcla entre un caballero medieval y el ama de casa del futuro de Neutrex).

Lo realmente malo de todo esto es que se ha agravado mi despiste habitual. Yo soy una persona con muchas cosas en la cabeza. Me cuesta centrar la atención. No puedo estar en mis pensamientos, en la música de la radio y en lo que está sucediendo en la autovía a mi alrededor al mismo tiempo. Por si fuera poco TODO EL MUNDO SABE que estas pinturas metalizadas tan reflectantes son muy delicadas y tienden a desprenderse y a perder su esplendor con el rozamiento. Por lo tanto, estaba particularmente concentrado en los pedales del coche (llenos de filos y superficies erosionadoras del dorado), quizás más que en la trayectoria de mi coche propiamente dicha. De forma que parece ser que estaba circulando a velocidad anormalmente reducida para este tipo de vías. Una vez aclarado el asunto con el guardia civil proseguí mi vuelta a casa, recibiendo el apoyo moral de mis preciosas y rígidas bolsas como copiloto, con sus asas de cordón de tienda buena. Lo malo es que (aunque he hecho este camino como seis mil veces) sigue siendo extraordinariamente confuso, y tiré para Logroño en lugar de para Madrid, y presa de un desconcierto y una alarma tales que incluso bajé un poco la radio, también me salté las dos primeras oportunidades de Dar La Vuelta, por considerarlas “turbias” y “sospechosas” (una vez que ya me había equivocado, solo iba a elegir una salida que me diera el 100% de seguridad de que iba a llegar a donde prometía el cartel).
Entré en un trance de buscar carteles azules con los ojos menos entrecerrados que cuando busco zapatillas doradas. Me quité las gafas de sol porque ya era de noche y “MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEC MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEC!!!!!!!” parece ser que me crucé sin querer delante de un camión de dos ejes conducido por alguien muy enfadado. Aliviado por no haber muerto alargué la mano para acariciar la cinta de la Virgen del Pilar ,que cuelga de todos los retrovisores de Zaragoza . “MEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEC” “-¡¡¡¡Que sí, coñoya, que ya te he visto!!!! Histérico…”

Al final, media hora después y sobrepasada ampliamente mi hora de cenar, encontré una rotonda que SI daba la sensación de que dabas la vuelta . Y no hubo más incidentes.
 
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