The Sensual World....
Mmmmmmm,yes...

El Ostión de Beyoncé o Beyoncé´s Ostion

Mientras llega el cambio de imagen de este blog (que CREO que llegará y que será una sorpreas para todos, incluido MySelf, ya que se está encargando de él Mr Petit Ecolier, el diseñador web de los dioses y no he visto nada de rien) pues mientras llega (hago tan largos los paréntesis...) sigo sin tener demasiado qué contar. Mi vida personal es bastante complicada y desafortunadamente no puedo tener el placer de contarla aquí , ya que digamos que este blog no es secreto en mi entorno, y aparte de eso no hay mucho que decir.

Bueno, sí, ahora trabajo en una tienda de ropa muy exclusiva y supercara. Todos los dependientes debemos vestir de riguroso negro, un color que no me gusta. Mi jefe, en un último intento por dignificarme, me dio una elegante camiseta de Alessandro dell Acqua asi como suelta, que yo al dia siguiente cambié por una camiseta interior de D&G superajustada, porque para el caso daba igual. Ya he renunciado a la elegancia. Mi aspecto no es elegante. Me ponga lo que me ponga da la sensación de que me lo voy a quitar, o peor, acabo teniendo ganas de quitármelo. En mi imaginación vivo en una película X sin fin.

Estoy exagerando un poco, pero lo cierto es que es un periodo éste que me pilla como con ganas. QUIZAS sea por el negro. EL negro es un color de poder, de dominación, de autoridad, tres conceptos que asocio al sexo. Quizás ya he renunciado al amor igual que he renunciado a parecer elegante.

Pero no me apetece pensar en esto. Me encantaría tener a mi disposición un scanner para enseñaros el ostión que se metió Beyoncé en una actuación en Manchester. En la web no he encontrado las fotos, que SÍ salen en la revista Cuore de esta semana y que os animo a comprar por el bien de vuestro desarrollo intelectual. El caso es que a juzgar por las imágenes, Beyoncé tropezó hacia delante, cayendo sobre su cuello/hombro, y enseñando su gran culo con bragas rojas, esta vez sin bragafaja.

¿Y qué más? Pues que tengo muchas ganas de que gane Yasmin, de ver Copying Beethoven porque sale Diane Kruger superguapa, de ganar cinco kilos, y de que me crezca el flequillo, porque me he cortado el pelo a la moda, pero eso exige un flequillo más largo del que tenía, asi que mi peluquero me ha dejado parcialmente a la moda y ello me hace caminar con inseguridad. Aunque menos a la moda que iba antes... pero en Zaragoza las modas pueden durar un año o dos mas sin ningun problema.

¿Publico esta memez?

No tengo ganas de escribir nada. Estoy bastante hastiado del blog, así que mientras se me pasa (que puede que no se me pase) pues os meto unos yutubs que hacen que me parta de risa.

¡¡¡¡Las Sordomudas!!!!


Es que no se le entiende ná... a esta niña es que es china!

SALVA A LAURA BEIGVEDER!!!!!!

Laura Beigveder es una joven de 21 años injustamente nominada para abandonar el Centro de Formación Elite Model, poniendo en peligro su prometedor futuro como supermodelo. Ayer demostró poseer una gran presencia sobre la pasarela, desfilando con gran seguridad y fuerza. Su evolución como modelo ha sido asombrosa y sin embargo corre el riesgo de perder la oportunidad de ser la segunda ganadora (después de Yasmin), pero tú puedes ayudar para que esta injusticia no se cometa:

Envia un SMS al 7244 con el texto Salvar (espacio) laura (espacio) b

Envia este post a 15 personas. Si no lo haces algo muy malo y fulminante te ocurrirá en 24 horas.

El futuro de una supermodelo está en tus manos.


el enigma Valerio , desvelado

Valerio Pino, la popular locaza italiana de Supermodelo 2006 (famoso por sus gritos histéricos, sus inquietas caderas y su lunar tamaño cabeza-de-enano) y Antonia dell Atte siempre han sido la misma persona. "Quise aprovechar Supermodelo 2006 para abandonar el transformismo, estaba cansado de mi personaje" explicó ayer, en rueda de prensa.

Blood



Salvo manando alegremente de un solomillo casi crudo, o resbalando por el labio de un boxeador muy sexy, no soporto la visión de la sangre. Hablando de esto con un amigo frente a una Cheesebaconburguer XXL sin cheese ni bacon ni cebolla, a propósito de una película espantosamente violenta que nunca veré, me acordé de una simpática anécdota que me pasó en mi época universitaria en Malaga(na).

En mi ánimo por integrarme en mi barrio , bastante castizo malagueño, acudía a la tienda de Amparo, una inmesa madre tierra con granja propia que vendía productos de excelente calidad. Un día me fijé en un cartel " Ai conejo y pollos" y le dije a Amparo que quería un conejo. "Es por encargo, mañana ven a buscarlo". Al día siguiente Amparo me dijo que siguiera a su marido (una extraña criatura oscura y peluda) al almacén. Inquietado por estar a solas con un cruce de ewok y jabalí, entré en el insano lugar. Para mi sorpresa, el ser me señaló unos jaulones en el suelo, que encerraban tres preciosos conejos. Debía decidir cual moriría. Yo siempre había sido un carnívoro consumado, pero en plan buitre, alimentándome de los cadáveres de las bandejas del supermercado. Esta decisión era demasiado abrumadora, como un juego psicológico tipo Saw, o como cuando Judith Mascó salva a una supermodelo, pero al revés. Como no quería ofender a esa gente y estaba deseoso por integrarme en mi nuevo entorno, en contra de mis principios, señalé el conejo más feo, que era el que menos pena me daba y la criatura me dijo que esperara en la tienda mientras lo preparaba.

Al cabo de unos minutos de tensa conversación, apareció con una bolsa de plástico completamente transparente llena DE SANGRE. Senti una repentina bajada de tensión, un escalofrio recorrió mi cuerpo al sujetar la pesada bolsa con el cuerpo recién desollado. Pagué a Amparo completamente lívido, le pedí una bolsa ópaca para llevarlo por la calle y fui a casa.

Cuando llegué, estuve un momento frente a la bolsa verde grisácea de la verdulería apoyada en la encimera. No quería hacerlo. Podía tirarlo a la basura en ese momento y todo terminaría. Pero no, debía endurecerme: es comida. Un conejo, como el de las bandejas refrigeradas. Puse una tabla de madera, saqué un gran cuchillo de cocina, y a la única luz de la campana de humos, extraje la bolsa transparente. La bolsa estaba super caliente. Desaté el nudo y al abrirse el contenido de sangre semicoagulada se desparramó por la tabla. El cuerpo resbaladizo sin piel se deslizó sobre su sangre hasta caer en el fregadero, girando sobre si mismo en el fondo. Desde un rincón, el ojo sin párpado, cubierto por una pátina rojiza, estaba clavado en mi. La cabeza en una mueca grotesca, con los largos dientes expuestos, mellados.

El olor era pestilente.

Superando la primera arcada, respirando por la boca para evitar oler, alcé al conejo por una pata para colocarlo sobre la tabla. Entonces, el contenido de estómago se salió pesadamente al levantarlo. Los intestinos arrastraban, dejando una estela roja. Tiré de ellos y corté. Paré unos instantes, mareado. Luego seguí sacando vísceras, tirándolas en la bolsa, intentando no pensar, con los ojos arrasados, y ganas de vomitar. El estómago, los pulmones, el corazón, cada vez menos tibios. Y cuajarones de sangre, y miles de membranas, telillas elásticas... Estaba viviendo mi peor pesadilla para prepararme mi comida preferida. Decapité al conejo. Lo lavé, lo metí en una bolsa transparente nueva y lo sepulté al fondo del frigorífico.

Después fui al baño a vomitar. Me tumbé en el sofá y me quedé dormido.

Los tres días siguientes intentaba evitar al conejo en la nevera. Pero progresivamente pensé que , después de todo, no había hecho nada intrínsecamente malo. Finalmente lo asé, con bayas de enebro, que le dan un delicioso sabor resinoso, y fragante pimienta rosa. Me quedó perfecto.

Puta



Tu ere mu puta, pa la eda que tiene...